Richard Bach
Había en el alto de una montaña tres árboles. Ellos soñaban con que serían cuando fueran grandes. El primer árbol, mirando las estrellas dijo: yo quiero ser el baúl más precioso del mundo y vivir lleno de tesoros. El segundo, mirando el río dijo: yo quiero ser el navío más grande para transportar reyes y reinas. El tercero miró hacia el valle y dijo: quiero crecer y quedarme aquí en el alto de la montaña, quiero crecer tanto que las personas al mirar hacia mi, levanten los ojos y piensen en Dios. Muchos años pasaron, y los árboles crecieron. Un día aparecieron tres leñadores que sin saber el sueño de los árboles, cortaron los tres.
El primer árbol acabó transformándose en un pesebre de animales, cubierto de heno. El segundo árbol se convirtió en un barco de pesca transportando personas y peces todos los días. El tercero fue cortado en vigas y fue dejado en un depósito. Desilusionados los tres árboles se lamentaron de sus destinos. Pero cierta noche , con el cielo lleno de estrellas una joven mujer colocó su bebé recién nacido en áquel pesebre. De repente el árbol percibió que ese bebé era el mayor tesoro del mundo. El segundo árbol, cierto día, transportó un hombre que se durmió en el barco. Y. cuando una tempestad casi hunde el barco, el hombre se levantó y dijo PAZ!!!. E inmediatamente, las aguas se calmaron!. Y el árbol transformada en barco entendió que transportaba el Rey de los Cielos y de la Tierra. Tiempos más tarde un viernes, el árbol se espantó que las vigas fueron unidas en forma de cruz y un hombre fue crucificado en el. El árbol se sintió horrible viendo el sufrimiento de aquel hombre. Pero luego entendió que áquel hombre salvó la humanidad y que las personas se recordarían de Dios al mirar esa cruz!
El ejemplo de los árboles es una señal de que es necesario soñar y tener fe. SIEMPRE! No importa el tamaño de los sueños que tengas, sueñe mucho y siempre. Mismo que los sueños no se realicen exactamente como deseas, sepa que ellos se concretizarán de la manera que Dios entiende que es mejor para ti.
“Una nube no sabe por qué se mueve en tal dirección y velocidad, siente apenas el impulso que la conduce en ésta o aquella dirección. Pero el cielo sabe los motivos y los diseños por detrás de todas las nubes y tú también lo sabrás, cuando estés listo para ver después del horizonte”